El 12 de junio es el Día Internacional contra el Trabajo Infantil. Ésta es una lacra que supone truncar oportunidades vitales de niños y niñas por carecer de educación. Ese trueque, trabajo por educación, es una realidad a la que se ven abocados esa infancia y familias pobres en aquellos lugares donde no hay una protección social, ni redes de ayuda.
Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (que se revisarán en septiembre de este año), implantados en el año 2000, era que en el año 2015 se lograse la total escolarización primaria. Ese objetivo no se ha logrado implantar de forma universal y se calcula que cerca de 60 millones de niños y niñas en el mundo carecen de ella. Además, sigue habiendo una discriminación de género evidente.
Algo sí se ha logrado. Ha habido una reducción del trabajo infantil y el cumplimiento de las normas laborales en este apartado se ha ido extendiendo. La OIT calcula que se ha reducido un 30% el porcentaje de trabajo infantil (más en las niñas). Pero las cifras de trabajo infantil que calcula la OIT siguen siendo escandalosas. Se ha pasado de 240 millones de niños trabajado en el año 2000 a 168 millones en la actualidad. En números absolutos es Asia donde hay más niños y niñas trabajando, pero en porcentaje sobre el total de la población infantil es África subsahariana la que se lleva la palma, el 21%.
Hay trabajos peligrosos, no adecuados para nadie, pero con un peligro de accidentes por falta de experiencia o en lugares insalubres más perjudiciales en etapas de crecimiento, que realizan los niños, incluyendo minería. Pero es la agricultura, el trabajo doméstico y servicios donde hay más. Y todos ellos, siempre, en la economía informal.
La pobreza de ellos y sus familias es la causa, y el abandono de estudios propicia la reproducción de la pobreza para las siguientes generaciones.
Romper este círculo vicioso de pobreza y de reproducción de la pobreza, que se da en todos los países, incluyendo España, es un reto social y debe ser una prioridad política. Invertir en educación de calidad en barrios pobres, donde hay desempleo e informalidad, es una inversión de futuro. Invertir en mayor cuantía cuanto más graves sean los problemas que se quieren revertir. Apoyar a las familias y tejer una red de protección y de animación en esas zonas tiene que formar parte de las políticas de universalizar el trabajo digno si queremos erradicar el trabajo infantil y así lograr unas vidas dignas.
SOTERMUN, la ONG de Solidaridad de USO, ha llevado a cabo distintas campañas (la última, de apoyo a la infancia colombiana) u proyectos que han tenido como eje la educación y apoyo a infancia vulnerable en diversos países, porque Educación e Infancia son dos objetivos para construir un futuro.
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